jueves, 20 de enero de 2011

El Globo de Oro


A la prensa internacional le faltó entregar un premio.

El Globo de Oro a Rafael Correa por su excepcional actuación en el drama 30S.

Sobre todo como actor principal, ya que también debió haber estado nominado, tal como el hubiese querido, como director, guionista, aguatero, kinesiólogo, tramoyista y encargado de efectos especiales. Por lo menos una mención especial como actor de reparto, ya que ha sido el principal actor en el caso Dayuma y sobre todo en el reparto de bonos y subsidios sin ningún sentido de futuro.  Pero nada.

¿Cómo se le puede haber pasado por alto a la Associated International Press tremendo largometraje?  Si ha tocado casi todos los géneros pasando por el drama, la comedia, el horror, el suspenso y un final que definitivamente rayó en el snuff. ¿Falló la publicidad? No creo. Los ecuatorianos hemos sufrido un verdadero bombardeo, no solamente del trailer, sino de toda la trama.  Día y noche, un recuento de los actores y el guión.

Razones para el premio sobran. Desde la primera escena donde hay una metamorfosis que va desde la aureola pacífica de Gandi hasta la explosión beligerante y sin control a lo Al Pacino, todo esto sin aflojar una voz de soprano que ponía la nota surreal. Luego viene la escena de acción bien lograda. La entrada al Hospital Policial.  Sin dobles, sin cortes, como la hubiera querido Spielberg en la entrada de Saving Private Ryan, o como bien dijo un amigo, "la de Braian".  Viene el drama del secuestro, un monólogo tragicómico. El rescate.  El discurso final, con un impresionante manejo corporal con lágrima y moco, furia, pomposidad ¿Qué más quieren?

A lo mejor no quisieron premiarlo dos veces.

Porque Rafael Correa ya fue premiado por la prensa internacional.  Fue premiado a través del silencio y la condesendencia.