jueves, 1 de octubre de 2015

Las elecciones en Barcelona Sporting Club son una basura






Apesta a kilómetros de distancia. “Algo huele a podrido en Guayaquil”, diría Hamlet desde un patio en Dinamarca, ese país que le metió seis goles a Uruguay en un Mundial. Porque eso son los países ahora, son postales futbolísticas. Podrás ganar en todas las mediciones de las Naciones Unidas, podrás tener los ciudadanos más felices de la tierra y un obsceno ingreso per cápita pero si no has llegado a un Mundial, no existes.


Volviendo al tema, ver la desgracia de Barcelona y sus elecciones, es hacerle un zoom a una realidad más grande. Porque no hay que pasar por alto que “Barcelona es Ecuador”, como sacamos pecho los hinchas, y que a estas alturas, ese dicho, es lo suficientemente triste como para que la h, esa droga de moda, hecha de desperdicios, tenga sentido.

Es en este mundo en donde se desenvuelve la carrera por la presidencia del club. Este mundo lleno de fanáticos que hiperventilan en las redes sociales, que sacan a pasear su cerebro reptiliano y se canibalizan sin piedad, sin saber que, en realidad, están comiendo mierda.

¿Y qué otra cosa sino mierda pudieron ser las presentaciones de las candidaturas? Y, ojo, mierda hay de muchos tipos, por lo menos tantos como candidatos. Es aquí donde empieza la historia, para mí.

Hace unas semanas, escuché en la radio a uno de los candidatos, vamos a llamarlo Carlos, porque ese es su nombre. Un tipo de voz aguda, afilada, un sonido que acompañaba bien al cúmulo de denuncias con el que presentó su candidatura. “Yo voy a…”, “Yo tengo un…”, “Yo soy…”, ni un “nosotros”. Todo esto envuelto en una actitud pendenciera, que creo que estaría bien para pelearse por un parqueo en el Albán Borja, pero que no serviría de mucho en una asamblea institucional. Este es el candidato confrontador.

Poco después, vino la anunciada presentación del candidato que llamaremos Pepe. En un alarde de relaciones públicas, Pepe se dio el lujo de pasar por todos los canales, radios, blogs, vlogs, y similares anunciando su candidatura, mientras se disculpaba por su pasado reciente por otro equipo, ejercicio que se repitió tantas veces como “periodistas deportivos” tiene nuestro país. La presentación en sí misma, fue un evento extravagante, un adefesio mezcla de Ecuador Tiene Talento con cualquier sabatina presidencial. Investido por bastantes de sus excompañeros, que se prestaron para ponerle un poquito de brillo a sus glorias, desciende sobre los socios como un ungido, mientras que, con los dedos cruzados, promete que nunca entrará la política a Barcelona. Es el candidato salvador.

Casi al mismo tiempo que Pepe, Lucho, nuestro tercer candidato, decide lanzarse frontalmente a la lucha por el sillón amarillo (nombre inventado) y para esto, se deja crecer la barba, pensando en tener un perfil más sobrio, que oculte su reciente pasado agresivo en Twitter, donde repartió insultos y mala ortografía en partes iguales, y para todos los gustos. Lo malo es que, con barba, solo llega a parecerse a Orson Wells, y el votante barcelonista, no está muy empapado de la importancia del Ciudadano Kane para la cinematografía mundial. Gol en contra. Sus intervenciones son unos minutos insufribles, donde la autocrítica está tan ausente como las ganas que tiene Lucho de que Pepe participe en las elecciones. Lucho es el hermano del actual presidente de Barcelona. Es el candidato oficial, y esto no es solo un decir. Si miramos la larga y enredada historia que tienen en común el club amarillo y la familia de Lucho, me darán la razón. Pero eso, después.

Mientras escribo este artículo, las elecciones se están llevando a cabo y se dan entre reportes de apretones de manos entre los candidatos que, hasta ayer, eran enemigos a muerte. Esas muestras de hipocresía (política) tan usuales desde que los griegos inventaron esto de la democracia.

Todo esto es tan folclórico, que el mismo hecho de escribir este artículo, me da un poco de vergüenza. Porque, no sé si están enterados, pero el equipo más popular del Ecuador, solamente tiene tres mil socios habilitados para votar, es decir que podrían incluso reunirse todos en el mismo estadio Monumental, y levantar las manos los que estén a favor de tal o cual candidato. Esa es la pueblerina realidad de nuestro club.

Muchos de los que leen esto lo harán buscando un análisis de las propuestas de Carlos, Pepe y Lucho. En verdad les digo que, con tres mil votantes, no hay espacio para propuestas, solo hay lugar para amarres.

Terminé de escribir esto, y aún no puedo decirles quién va a ganar. Pero, para mí, queda claro quién perdió.


PD: Es muy probable que use este artículo como plantilla para cualquier otra elección en Ecuador. Sí, yo sé que es triste, pero por otro lado, hay que reciclar.