martes, 5 de abril de 2011

Extremaunción

"Confieso que enterrar a algunas gentes constituye un gran placer."
Antón Chéjov


Entre llantos ahogados y alaridos lluviosos, se podía escuchar con dificultad al Padre Luis, el sacerdote del recinto El Latigazo, murmurar con desidia: “Por esta santa unción y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo. Para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad. Amén.”

El ruido de Ernestina y de sus hijas chocaba con la frialdad del cura, quien, había sido el confesor personal y amigo íntimo de don Lorenzo Vivas, notable habitante del cantón, jefe político del recinto, y actualmente a minutos de ser cadáver.

Cerca de las seis de la tarde, luego de dejar la habitación del paciente, el Dr Yagual, médico jóven, recién llegado y oriundo de la península, cuyo pelo parece amoldado con mantequilla, con voz triste y fingiendo sorpresa, pero con aire pomposo dijo:

-Doña Ernestina. Ya.

En muerte rápida, velorio corto. Por la mañana del día siguiente, la tierra de Nobol, se tragaba a su hijo ilustre. El alcalde dio un discurso muy sentido, con guiño a la viuda y brindis, porque ahora ya no se llora a los muertos, ahora se celebra su vida. No faltaron las rosquitas, el café estuvo un poco aguado y en el sepelio, las gotas de agua bendita que salpicó el Padre Luis se sintieron heladas y groseras.

Camino a casa, cargando la cruz del sol, y ayudada por la niña Felícita, su hija mayor, quien cada cierto tiempo le exprimía un algodoncito remojado de alcohol en las sienes, Ernestina pensaba en todas las cosas que había dicho y escuchado ese día.

-Lorenzo, vamos al médico, a tu edad no debes descuidarte ¿qué comiste? Eso no es un simple malestar.

-Ernestina, no pasa nada.

-Neti, le juro que solo desayuné y fui a la misa. Eso fue todo.

-¡Ya ven a acostarte y no jodas!¹







¹ Esta historia está basada en la declaración que Ernestina Rugel rinde ante el Comisario de Policía, horas después del velorio de su esposo. Transcribo a continuación la parte que interesa: Señor Comisario de Policía del Cantón Nobol, yo ERNESTINA ANTONIETA RUGEL ZAMBRANO viuda de quien en vida fue LORENZO AGAPITO VIVAS ZAMBRANO y domiciliada en el recinto El Latigazo, cantón Nobol, provincia del Guayas, con cédula de identidad XXXXXXXXX me presento en calidad de imputada a rendir mi versión libre y voluntaria de los hechos que precedieron a la muerte de mi esposo, y con el fin de afrontar la indagación que los técnicos de la Policía Nacional necesiten hacer para esclarecer las circunstancias de dicho suceso. COMISARIO: Agente Yugcha, proceda con el interrogatorio. AGENTE YUGCHA: Diga la imputada si conocía de la alergia a la aspirina del occiso. ERNESTINA: Sí conozco. AGENTE YUGCHA: Según el parte médico, firmado por el Doctor Efrén Yagual, su esposo muere debido al shock alérgico que le produce la ingesta de aspirina ¿Sabe usted qué alimentos consumió y dónde lo hizo su esposo en la mañana del día anterior de su deceso? ERNESTINA: Mi marido me dijo que solamente había desayunado y de ahí a misa. AGENTE YUGCHA: ¿Es cierto que usted se negó a llevar, al ahora occiso, al centro de salud para que lo atienda un médico? ERNESTINA: No es cierto, yo le dije que vaya al médico, que una persona de su edad no puede dejar pasar cualquier dolorcito. El Lorenzo estaba bien de salud, pero igual era un señor de ochenta años. Me dijo: “Neti, no pasa nada”, que solo había comido y nada más. Luego en la misa comulgó y de ahí a la casa. AGENTE YUGCHA: Y en la casa ¿qué pasó? ERNESTINA: En la casa enseguida se puso malito, se enronchó, se durmió y ya no se quiso despertar. Ahí le dije a la Felícita, mi hija mayor, ¡corre a ver al doctor que tu papá está mal! AGENTE YUGCHA: ¿Conoce usted el paradero del otro imputado? ERNESTINA: Desconozco. AGENTE YUGCHA: ¿Cuándo habló con él por última vez? ERNESTINA: La noche de ayer en la iglesia, le pregunté varias veces si sabía de la alergia. AGENTE YUGCHA: Y ¿qué le dijo? ERNESTINA: “¡Ya ven a acostarte y no jodas!”.



Escrito por Dany Freire el 5 de abril de 2011 para el Taller de Escritura de Cuentos "Combustión Espontánea" a cargo de Miguel Antonio Chávez